La mejora en las técnicas de reproducción asistida, y sobre
todo, en la criopreservación embrionaria, ha hecho que cada vez haya más embriones
vitrificados/congelados en los centros de reproducción asistida. Eso tiene
muchas ventajas, pero también la problemática de qué hacer con todos aquellos de
los que sus padres ya no quieren hacerse cargo.
La ley actual (14/2006) indican los diferentes destinos
posibles:
·
Uso por
la propia mujer o su cónyuge: hasta que se agote la circunstancia de fertilidad
de la mujer y ya no pueda ser receptora de un embrión por razones médicas.
·
Donación
con fines reproductivos: deben de cumplir los mismos requisitos que los
donantes de gametos, entre ellos, que la mujer donante tenga menos de 35 años.
·
Donación
con fines de investigación: deben firmar un documento donde se especifique
el proyecto de investigación al que se van a destinar.
·
Cese de
su conservación sin otra utilización: requiere que se haya agotado el
periodo fértil de la mujer receptora y que eso se acredite mediante un informe
médico de profesionales ajenos al centro.
Los pacientes reciben una carta donde deben indicar el
destino de esos embriones sobrantes; datos publicados en 2013 muestran que el
76% de las parejas que contestaron, decidieron seguir con su conservación, el
9% donarlos con fines reproductivos, el 8% destruirlos y el 7% restante
donarlos con fines de investigación. Sin embargo, el 47% de las parejas no
llegaron a contestar esa carta.
La problemática de los embriones sobrantes en nuestro país
es una realidad que además seguirá aumentando: para el 2012 se estima que habrá
cerca de 263.000 embriones criopreservados en España. ¿Qué podemos hacer?
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